FILOSOFANDO

Marco Antonio Figueroa Quinto


"La duda es uno de los nombres de la inteligencia." Jorge Luís Borges

La mayoría de las personas observamos que en el mundo actual saturado de tantas profesiones que a diario pierden su valor por los golpes que le propugna la aceleración tecnológica, nada tiene de extraño que el estudio de la filosofía sea vista por algunos casi como una aversión, para otros como una curiosidad y para otros pocos; una actividad intelectual dependiente de la mente, la adecuada utilización del instrumento del lenguaje garantizará la perfección de la ciencia filosófica. ¿El hombre vive para aprender o aprende para vivir? La respuesta es que ambas afirmaciones son correctas, no es posible separar una de la otra, ya que aprender es nuestro afán pero también una necesidad. La tarea ha sido adecuar el aprendizaje a la época en la que uno se desenvuelve. Por un lado aumentan las cosas que se tiene que aprender, pero también cambia la perspectiva de las mismas, es decir, cambia el conocimiento y cambia también la forma cómo las aprecia desde la óptica del momento que vive. Por tanto, aplicar la referencia contextual al método de filosofar como traslación de un proceso estructural para dotar de mayor equilibrio al sistema no debe ser desechado. Así como el contexto fija el valor último de la palabra para su interpretación mental, la referencia contextual no sólo puede servir en filosofía para determinar el sentido de los enunciados, sino también para que el juicio predique sobre la más acertada significación de las ideas. La referencia de cada idea está supeditada al significado global de la misma, que a su vez lo es en el de sus palabras. En la medida que el contexto de palabras e ideas es más universal, su valor se multiplica por la escasa rescisión que puede presentar frente a contextos particulares. Ese objeto propio de la filosofía debe por tanto ser salvaguardado para que el mismo conserve su carácter universal. La filosofía en estos últimos años, se ha convertido en una ciencia (respetando la opinión de aquellos que no la consideran como tal) que es ya practicada en la universidad, y es por eso que ahora se podría decir que es más crítica. Después de la filosofía de Immanuel Kant, la filosofía idealista se convirtió en la filosofía que más predominó en Europa con el apoyo del filósofo Hegel. También, la filosofía existencialista de Kierkegaard, a la vez con el marxismo, la filosofía vitalista del filósofo Nietzsche, hicieron que la filosofía idealista reaccionara en cierto modo consagra la identificación del yo trascendental kantiano con el Dios del cristianismo. En el Reino Unido, predominó la filosofía del positivismo utilitarista de Bentham y J.S. Mill. En Estados Unidos, predominó la filosofía del pragmatismo de Pierce y William James y la fenomenología con Husserl. En el último cuarto del siglo XX aparecen figuras como John Searle, procedente de la filosofía del lenguaje, estudioso de la filosofía de la mente y creador del argumento de la Habitación china; y Alasdair MacIntyre, historiador del marxismo y la ética individual y política. El siglo XX ve también surgir filósofas de primera línea como Elizabeth Anscombe, Hannah Arendt y Edith Stein. Filosofar en su contexto de verdad exige al filósofo pormenorizar las condiciones de verdad de cada uno de los elementos con los que construye su pensamiento. Este reto es el mayor al que se enfrenta la filosofía no sólo para que sea creíble, sino para que sea cierta. El progreso del saber filosófico, que desde Kant se cifra en la prospección de los juicios sintéticos, podría ser que fuera preciso que los mismos tuvieran que ser analizados en sus condiciones internas de verdad por los juicios analíticos. Sólo en ese proceso de análisis internos se garantiza las condiciones de verdad de cada juicio. La analítica metafísica será garante de que el progreso del pensamiento por aplicación de los juicios sintéticos es acertado porque sus contenidos de verdad son ciertos. La actitud del filósofo ante el contexto de verdad que enmarca el hacer en filosofía supone el posicionamiento de una puesta por la verdad que no es fácil. Pensar en un contexto de verdad implica depurar las propias creencias, pero, sobre todo, agilizar la prevención a las herencias culturales y realidades sociológicas que intentan imponerse como incontestables hechos lógicos sin haber sido rigurosamente examinados en sus contenidos de verdad. Ha sido más común que desde que la filosofía se constituyó en actividad intelectual específica sus practicantes han gozado de un prestigio especial al considerárseles no sólo sabios, sino personas a las cuales se les debía escuchar o leer a fin de orientar mejor la actitud ante los problemas más trascendentales como la vida, la muerte, Dios, la educación, la felicidad, el conocimiento, inclusive para muchos, la política. ¡Estamos! alodi_13@hotmail.com

Negocio millonario

¿DEBEMOS LEGISLAR SOBRE LA CHARLATANERÍA?


Ahora que se pretende perfeccionar nuestro sistema jurídico y judicial sería importante tener en consideración, algunas experiencias que se dan en otros países, los que vislumbran una forma no muy “honesta” de defraudar a la población y al gobierno. A los primeros ofreciendo formulas milagrosas y pócimas de dudosa efectividad a cambio de miles de pesos, a al fisco dejando de declarar esas ilícitas ganancias. Veamos de lo que estaremos tratando y proponiendo de aquí en adelante, ya que los mexicanos acostumbrados a la superstición y al desencanto, buscamos de distintas formas resolver los tres grandes problemas que agobian a las sociedades: injusticia, ignorancia y enfermedad de distinta manera, y caemos en las manos de auténticos vividores y explotadores del dolor, sin que nadie repare en ello, y así, sin responsabilidades ni temores, estos sujetos siguen lacerando a los habitantes de nuestra sufrida nación ¡Algo se debe de hacer! Nos enteramos que una directiva europea de consumo obligará a los adivinos y médiums a demostrar sus poderes. Una directiva europea de consumo ha puesto en pie de guerra a adivinos, médiums y sanadores espirituales en Reino Unido, porque les obligará a demostrar sus poderes ante los tribunales si alguien les demanda. Hasta ahora, la legislación británica asumía que todo brujo posee las habilidades extraordinarias de las cuales vive, a no ser que alguien probara lo contrario. Mientras que los afectados consideran la ley que adapta la Directiva 2005/9/CE relativa a las prácticas comerciales desleales un ataque a sus creencias, los humanistas ven con satisfacción que el Gobierno acuda en auxilio de la gente engañada por los brujos. La actividad de videntes y hechiceros está regulada en Reino Unido desde la promulgación del Acta de Brujería de 1735, que acabó con las ejecuciones de quienes decían tener poderes extraordinarios, pero asumió que todos ellos eran artistas del engaño que podían ser castigados con multas o penas de cárcel. Esta ley fue derogada cuando entró en vigor el Acta de Médiums Fraudulentos de 1951, en la que se daba la vuelta a la tortilla: la norma a la cual sustituirá la directiva europea el 26 de mayo presuponía la existencia de médiums genuinos -auténticos clarividentes, telépatas, espiritistas...- y contemplaba penas de un máximo de dos años de prisión para aquéllos que se demostrara que eran un fraude. "La dificultad a la hora de probar que un médium no es genuino es probablemente una de las razones por las cuales ha habido menos de diez procesos en los últimos veinte años", asegura Hanne Stinson, directora ejecutiva de la Asociación Humanista Británica (BHA). Esta entidad aboga por una organización social laica, libre de religiones y supersticiones, y cuenta con miembros activos tan destacados como el literato Salman Rushdie, el biólogo Richard Dawkins y John Maddox, ex director de la revista Nature. Los psíquicos -como les gusta denominarse- británicos se manifestaron el viernes ante el 10 de Downing Street, residencia del primer ministro, donde entregaron una petición firmada por 10.000 de ellos para que el Gobierno de Gordon Brown no revoque el Acta de Médiums Fraudulentos de 1951 en beneficio de la directiva europea. El colectivo, cuyo volumen de negocio supera los 50 millones de euros anuales, se enfrenta a tener que advertir a su clientela de que lo que hace –sea curar gente, hablar con los muertos o ver el futuro– es sólo un entretenimiento sin base real o, de lo contrario, a probar sus poderes en los tribunales para evitar multas y hasta la cárcel. "Lo nuestro es un sistema de creencias. Sometiéndonos a las leyes de protección del consumidor, tendremos que probar aquello en lo que creemos. Otras religiones no tienen que hacerlo", se quejaba hace una semana la sanadora Carole McEntee-Taylor, presidenta de la recién nacida Asociación de Trabajadores Espirituales. "Es un engaño por parte de los espiritistas decir que como practicantes religiosos no deben estar sometidos a la leyes de consumo. La industria psíquica es enorme y lucrativa, y explota a gente muy vulnerable e ingenua con afirmaciones para las que no hay pruebas científicas", puntualiza Stinson, para quien ha llegado el momento de que el Gobierno actúe en defensa de las víctimas de lo paranormal. "No estamos hablando de libertad de culto. Cualquiera puede creer en lo que quiera, pero, si uno presta un servicio a cambio de un pago, tiene que demostrar que el servicio que ofrece es real, algo que en estos casos es imposible", afirma el abogado Fernando L. Frías, presidente del Círculo Escéptico, asociación trabaja en coordinación con la BHA y otras entidades europeas en la lucha contra la superstición. Un portavoz del Ministerio de Sanidad y Consumo español indicó ayer a este periódico que la directiva europea se transpondrá a nuestra legislación este año y confirmó que la norma incluirá implícitamente la exigencia de que los brujos demuestren los poderes por los que cobran a sus clientes. El Círculo Escéptico va a reclamar, además, al Gobierno central y a los Ejecutivos autónomos que la ley contemple medidas preventivas, dentro de una petición sobre el control del mercado de actividades esotéricas, "abierta a la firma de quien quiera que se regule un sector que se aprovecha de la buena fe de la gente". "Las autoridades tienen que apostar por la prevención, por la vigilancia del mercado de lo paranormal, como se hace con el de los juguetes y el de los complementos dietéticos. Estamos hablando de un tipo de fraudes que en muchos casos tienen graves consecuencias económicas y para la salud de las víctimas", sentencia Frías. "Las víctimas de quienes venden servicios mágicos, esotéricos o milagrosos no sólo se enfrentan al perjuicio económico y al riesgo para su salud de haberse puesto en manos de un charlatán, sino que también descubren que la protección de las leyes es claramente insuficiente", advierte Fernando L. Frías. Y es que, para los tribunales españoles, no existe una estafa "a no ser que la víctima haya actuado totalmente engañada". En febrero del año pasado, recuerda el presidente del Círculo Escéptico, el Tribunal Supremo absolvió a una curandera que timó 18.000 euros a dos hermanos que acudieron a ella para ver si acababa con el cáncer al final mató su padre. "El ciudadano medio de nuestra sociedad tiene un nivel de información sobre estas enfermedades y sus características que difícilmente puede alegar confianza racional en poderes paranormales. Se considera que no existe estafa cuando el sujeto pasivo acude a médiums, magos, poseedores de poderes ocultos, echadores de cartas o falsos adivinos, cuyas actividades no pueden considerarse como generadoras de un engaño socialmente admisible que origine o sean la base para una repuesta penal", sentenciaron los magistrados, para quienes un engaño de ese tipo "es tan burdo e inadmisible que resulta inidóneo para erigirse en el fundamento de un delito de estafa". Así la Federación de Licenciados en Derecho en el estado de Veracruz, A.C. esta estudiando minuciosamente algunas sugerencias y recomendaciones que pueden ser factibles en nuestra legislación (civil, penal, mercantil, etc.) en beneficio de la mayoría de nuestros congéneres, lo que haría de estas prácticas algo regulado y serio. Por ello se invita a todos los interesados en temas jurídicos, legales y constitucionales a asistir a los eventos de esta organización, que se dan cada quince días en Manuel Aparicio Guido No. 68-2 Col. María Esther, patrocinando cursos de actualización en bien de la justicia y la verdad. ¡Estamos! alodi_13@hotmail.com

EL ENSAYO EDUCATIVO

Marco Antonio Figueroa Quinto



"La duda es la madre del descubrimiento." Ambrose Bierce



Sin duda que los mentores de cualquier modalidad de nuestro Sistema Educativo Nacional debemos manejar con suficiencia no solo la elaboración de los ensayos, sino que cada uno de los que pertenecemos a esta dignísima profesión podremos distinguir cuales de estos trabajos reúnen las características mínimas de eficiencia y trascendencia. Usualmente se entiende por ensayo un escrito relativamente corto (en comparación con un tratado o un estudio exhaustivo), que puede abarcar desde dos cuartillas hasta cuarenta o cincuenta (según la demanda, la prolijidad que se le quiera dar al asunto o lo que se establezca previamente). Es cierto, sin embargo, que algunos autores clásicos han dado a sus escritos, que son tratados completos y muy extensos, el nombre de ensayo. En el ensayo educativo nos debemos centrar generalmente en un único objeto de estudio: un problema vivencial, un área problemática de importancia para la comunidad, un autor que proponga algo nuevo para la educación, un concepto interesante, un campo de conceptos, un proceso, un ámbito de procesos, etc. Con otras palabras, el ensayo debe respetar una unidad temática, no abordando en el mismo escrito temas ajenos a la idea inicial. Con lo anterior, también se debe presentar una unidad argumentativa; es decir, el ensayo pretende ofrecer un conjunto de «pruebas» relevantes a favor de la tesis o posición que se pretende defender en él. Estrictamente, un argumento consiste en un conjunto de enunciados que dan apoyo (o fundamento o justificación) a otro enunciado, llamado conclusión, el cual expresa la tesis principal que se pretende defender en el ensayo. Muchas veces los enunciados que apoyan a la tesis principal necesitan (por su complejidad, importancia o carácter disputable) ser defendidos por otros enunciados, de modo que en el ensayo tiene que haber lugar para el argumento principal y para otros secundarios, que, en conjunto, contribuyen a que el argumento principal sea racionalmente persuasivo. En educación al igual que en filosofía predominan los argumentos deductivos, pero no es infrecuente recurrir a argumentos analógicos, inductivos y hasta éticos. No obstante, para algunos subtemas al interior del ensayo se pueden emplear estructuras discursivas no argumentales, tales como definiciones, citas, preguntas, preguntas retóricas, etcétera. La relación entre las “premisas” (los enunciados que apoyan a la tesis principal) y la conclusión (o tesis principal) es lo que define los tipos de argumentos. Los argumentos deductivos suelen entenderse como aquellos donde la relación entre premisas y conclusión es muy fuerte, de tal modo que, si se acepta que las premisas son verdaderas, entonces necesariamente se acepta la verdad de la conclusión, de igual manera una práctica educativa novedosa, o una propuesta eficaz para la práctica docente son excelentes motivos para realizar un ensayo. Este tipo de argumento abundan en la tradición filosófica, pero quizás el más famoso sea el llamado «argumento ontológico». Esta relación es menos fuerte en los argumentos inductivos y analógicos (a pesar de lo cual no hay que confundirlos): las premisas de los primeros dan un apoyo limitado a la conclusión y muchas veces la verdad de la conclusión no se sigue necesariamente de la verdad de las premisas; en los argumentos por analogía la conclusión se establece con base en comparaciones entre algo bien conocido y otra cosa que, a juicio del ensayista, guarda parecido con lo bien conocido. El ensayista debe argumentar o justificar. Su objetivo es, generalmente, conducir al lector hacia la reflexión de un asunto mediante su cuestionamiento, el aporte de datos o de argumentos que se abren a otras posibilidades de entender el asunto. El ensayo educativo debe expresar meditaciones propias del ensayista (en ilación congruente y apoyadas con argumentos consistentes, resultados de una investigación no exhaustiva (investigación de campo, documental, histórica, etcétera, inferencias de observaciones, de experiencias, de entrevistas o una combinación de dos o más de estos tipos. El ensayo no es una carta ni selección de un diario personal, etcétera, sino un trabajo discursivo pedagógico, por lo cual su lenguaje no es coloquial y sí, muchas veces, necesariamente “técnico” (en el sentido de que recurre a los términos empleados en un sentido particular por la tradición educativa). Actualmente en el ensayo educativo debe predominar la expresión directa y llana, en primera persona, que presta especial atención al rigor argumentativo y a la exactitud en el manejo conceptual, procedimental y actitudinal. Y como en todo, hay ensayistas de renombre que se toman ciertas libertades respecto del estilo de expresión, lo que es permitido, pero no es propio, pues se rompe con esquemas establecidos y confunden a las mayorías. ¡Lo que no debe de ser! ¿O si? ¡Estamos!
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