EL ARTE DE LA DECLAMACIÒN

Marco Antonio Figueroa Quinto

Hay jóvenes que aún no descubrimos que nacieron con una innata habilidad para recitar y declamar. Son pequeños actores que desde muy temprana edad sorprenden con su capacidad para memorizar o aprender fácilmente las palabras de una canción. Sorprenden con su elocuencia, la forma como recogen palabras nuevas al oírnos, escuchar la radio o la televisión. Estos son los talentos que no debemos ni podemos dejar perder. Como maestros, padres o madres, debemos impulsar estos talentos, cultivarlos con responsabilidad y dedicación, para ubicarles en su exacta dimensión. Ya que hay también talentos ocultos que si no les damos la posibilidad de conocer la poesía y la declamación a una tierna edad, permanecerán con su talento escondido, perdido ante la falta de oportunidad, tales oportunidades difícilmente se dan a todos, ya que lo fácil de muchos docentes es utilizar a los jóvenes que desde niños alguien los acercó al maravilloso mundo de las letras y la elocuencia, teniéndolos como “caballitos de batalla” para todos los eventos, total lo fácil cualquiera lo efectúa, de igual manera, padres sin sensibilidad y con un pobre espíritu reprimen estas virtudes, haciéndolas ver como debilidades. ¡Increíble pero suele suceder!
No dudamos que comparte con nosotros la convicción de la enorme importancia que tiene la poesía en la educación y en la sociedad en que vivimos. Por ello deseamos compartir nuestra convicción que la poesía es una ventana que ilumina nuestra existencia y nuestras experiencias darán argumentos para iniciar, seguir, desarrollar su compromiso con la poesía, especialmente con la declamación.
La poesía por si sola es un arte, la que se magnifica al fundirse con la declamación o recitación, que son la forma de apropiarse de los versos de un poeta y encontrarles un lugar en el corazón. Versos en el corazón, repetidos una y otra vez con la ayuda de la memoria, ahondan nuestra percepción de la vida, nos compenetran con nuestra más profunda esencia humana y nos ayuda a encontrar la paz interior que solo la poesía puede darnos. Paz comprometida con los màs puros sentimientos y nobles ideales que el ser humano puede tener, es el encuentro entre el sentimiento y la espiritualidad.Con los versos en el corazón, las palabras fluyendo en la memoria, el paso siguiente es comunicar lo que sentimos, lo que esas palabras nos hacen sentir. Declamar, recitar, es un arte y como arte hay técnicas que aprender, pasos que seguir, prácticas que debemos aprender. Al afirmar por nuestra convicción que la poesía es una ventana que ilumina nuestra existencia, dándonos argumentos para iniciar, seguir, desarrollar el compromiso con la difusión de la poesía. Desde este compromiso con la poesía, es donde debemos adentrarnos al increíble mundo de los poetas: vida, anécdotas, amores, desamores, vivencias y percepción de la vida desde diversos ángulos o perspectivas, las que sin duda nos haràn seres doctos y enterados de las vivencias de estos grandes hombres: Los poetas. Ese es el inicio de esta fascinante y placentera aventura. Lo que seguirá después se traduce en un camino maravilloso que el interesado debe de recorrer, poesía, elocuencia, modulación, ademanes, mirada, expresión corporal y otras cualidades se van rescatando en el sitio que siempre han estado, en el corazón. ¡Abramos puertas y ventanas a la imaginación, seamos una mano que empuje a nuestros alumnos, nuestros hijos, para que descubran el universo infinito de la poesía a través de la declamación. Y a los que disfrutamos de esta arte, esperamos que estas experiencias les ayude a desarrollarse como artistas y a inspirar a los que les rodean!. Las cinco cualidades que debemos ponderar: elocuencia, memoria, emocionalidad, expresividad, musicalidad y educada voz, son básicas en un declamador – como lo son para cualquier otro intérprete. Antes de entrar a las técnicas y luego de haber identificado lo que llamamos “aptitudes innatas” o dotes artísticas, recordemos que en todo arte, la habilidad personal, la gracia, la capacidad de contagiar al que observa o escucha, es gran parte de la clave. Por ello repito las cualidades que debe poseer un buen declamador, Naturalidad (sinceridad, honestidad), Fluidez (memoria), Profundidad (apropiación del sentimiento), Ritmo (manejo de pausas), Atracción (relación con el público) Integralidad (un solo mensaje: voz y cuerpo) y dicción (pronunciación adecuada de las palabras), deben de ser elevadas al paroxismo, si deseamos trasmitir fielmente lo que el autor plasmó en sus escritos. Si estas interesado en conocer màs de este tema te invitamos a que nos acompañes al Concurso Estatal de Enseñanza Media en la escuela preparatoria Herminio Cabañas de Coatepec, que desde las nueve de la mañana tendrá a los mejores bachilleres del estado compitiendo por ser el o la mejor de tal disciplina, lo que sin duda será un reforzamiento espiritual y un banquete para los sentidos. ¡Hasta pronto! ¡Estamos!
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