¡SE NECESITA UNA IZQUIERDA FUERTE!
Marco Antonio Figueroa Quinto
Marco Antonio Figueroa Quinto
“Con afecto, respeto y admiración para el profesor Jorge Lara de la Fraga”
La historia de la izquierda tanto a nivel nacional como en nuestra entidad es muy rica y multiforme. En el ámbito nacional ha tenido a grandes personalidades entre sus filas, desde Hernán Laborde, Vicente Lombardo Toledano, David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera, José Revueltas, Demetrio Vallejo, Valentín Campa, Heberto Castillo, Danzós Palomino, Rico Galán, y otras personalidades que pretenden estar vigentes. ¿Quién o quienes son hoy las cabezas destacada de la izquierda histórica mexicana? Nadie. Simplemente: nadie. La izquierda mexicana es una izquierda cooptada, una izquierda de tipos arribistas, que han utilizado su doctrina para alcanzar el poder, para nadie es un descubrimiento el decir que Cuahtémoc, Ifigenia, Porfirio, Marcelo, Andrés Manuel, Monreal, Garza y muchos otros son producto de su enfrentamiento con la designación de otros en cargos que estos aspiraban, enfrentamiento y ruptura con el sistema establecido, y que ellos mismos han puesto en vigencia en detrimento de auténticos luchadores sociales, esos que necesita la izquierda para recuperar el prestigio e ideales perdidos. Quizá Amalia sea una de las auténticas protagonistas de la histórica izquierda, pudiendo decir que desde que murió Heberto Castillo Martínez ese lugar no ha sido ocupado, el único que pudo ocuparlo es Arnoldo Martínez Verdugo que hoy se encuentra retirado prácticamente de la política. A nivel estatal la izquierda no escapa a esto ligero análisis, la mayoría de los representantes de tal opción la utilizan para; primero ser conocido, y buscar por medio de ella no trabajar, al encontrar un rico filón de prebendas, que los mantienen saltando de un puesto a otro, total el prestigio de la izquierda bien lo vale, aunque sean más de derecha que los más recalcitrantes panistas. Nuestra entidad ha tenido a dirigentes que se venden al mejor postor y últimamente a tipos ambiciosos y convenencieros, peor que cualquier cortesana, muchos de estos manipulados por líderes de barro, postran los principios de la izquierda, a cambio de canonjías que avergonzarían a la peor y perversa meretriz. Quizá podríamos decir que la congruencia entre pensar, decir y hacer salva en parte en la bancada de izquierda del congreso veracruzano a Margarita Guillaumín (otra mujer de convicción), la que difícilmente rescatará esta opción, pues su férrea disciplina, hace que acepte cualquier dirigencia, y ahí esta su error. Los antecedentes de partidos comunistas en la historia del país, si bien estuvieron junto a las masas en momentos importantes, jamás supieron encabezar ni encaminar esta fuerza hacia la victoria, fue una auténtica historia de fracasos. Pepe Revueltas dibujó muy bien de pies a cabeza a la izquierda mexicana y su diagnostico fue claro, el proletariado mexicano era un proletariado huérfano, sin dirección, ni cuerpo, era como lo dice el título de uno de sus mas grandes y lúcidos ensayos “Un proletariado sin cabeza”, y hoy sigue exactamente igual, tuvieron que venir gente inconforme con el partido hegemónico (PRI), para consolidar a la izquierda y así, con estrategias aprendidas en tal instituto político, pudieron hacer mella en el sistema operante, consolidando con ello a los conservadores agazapados en la derecha. ¡Irónico, no!
Retomo las palabras de Jorge Alberto Peón Rico que textualmente expresa: “La izquierda no ha sabido jamás ser sabia detentadora del poder. El poder ha sido su causa y su perdición. En todos los ámbitos la izquierda supo aplicar el materialismo dialéctico como método histórico y filosófico para entender la realidad, pero esa concepción filosófica no supo aplicarla al fenómeno del poder. El poder es una fuerza de atracción que genera el let motiv del quehacer político, de acuerdo con la visión de Lenin solo se pude transformar la sociedad si se logra el asalto al poder. Pero una vez tomado el poder, este se tiene, se posee, pero al mismo tiempo el poder es poseedor de quien lo posee. Así el poder se convierte en una droga, la droga de la omnipotencia. Y esa droga omnibula el entendimiento, el buen juicio y el correcto raciocinio. La izquierda cuando toma el poder (así sea sobre un simple ladrillo) le entra la embriaguez y surge el otro yo, el de las catacumbas, el yo cuaternario (recuerdo en mi juventud aquel estribillo que decía “De la izquierda cuaternaria, surgirá la mas sectaria” ). El poder es lo que ha envenenado la historia de la izquierda mexicana y mundial. Por conseguir el poder se ha pasado hasta renunciar al nombre y la dignidad ideológica (o díganme ustedes donde se encuentra la izquierda dentro de ese engendro llamado PRD? Yo la verdad no la veo por ningún lado). La izquierda si quiere resurgir tiene que volver a tomar sus banderas, retomar su historia, aspirar de nuevo sus raíces y su ideología, tiene que dibujar una personalidad propia en la historia. Tiene que olvidarse del poder y soñar con la utopía de la lucha por reivindicar a los mas pobres, por liberar a la humanidad de sus ataduras y supercherías, por creer que es posible crear una nueva humanidad y un nuevo hombre, sin la explotación de sus congéneres, pero lo tiene que hacer con lucidez, sin fanatismos y con una nueva visión desconectada del poder, una visión que hermane con el anarquismo, la lucha de la humanidad por la humanidad y no por el poder. Necesitamos una nueva concepción mas allá del viejo concepto Románico de la República, se necesita refundar una nueva política y una nueva concepción del Estado-Nación, es necesario una nueva ideología humanista que subsuma al marxismo como una de sus expresiones mas importantes, pero no la única, requerimos definir un nuevo rumbo y una nueva esperanza, basada en la solidaridad humana, la tolerancia, la diversidad, la democracia e incluir una palabra que desde hace mucho tiempo fue excluida y olvidada del diccionario de todas las izquierdas del mundo: La libertad”. Interesantes conceptos que son soslayados por la mayoría de ambiciosos y pragmáticos militantes de la “izquierda mexicana”, que continúan con el desprestigio sistemático de tales ideales, que son inmutables y consistentes, pero con la actuación de estos representantes, hacen que la población dude en apoyarlos, regresando a la frase popular “más vale malo por conocido que bueno por conocer”, lo que sinceramente es lamentable y un retrocesos para las mente y acción de los verdaderos adalides de la izquierda.
En Veracruz pese a las ideas de avanzada que bullen en la mente de cada uno de sus habitantes, tal corriente no ha podido consolidarse, ya que la mayoría de sus abanderados se olvidan de los principios que delinean tal filosofía, los que mal entienden estos preceptos; volviéndose soberbios, sectarios y falaces, independientemente de aprovechar el poder para beneficio propio, lo que da al traste con los ideales universales de la izquierda, la que debe de ser cada día más fuerte. Finalmente en la entidad veracruzana se acabó el cacicazgo que había impuesto en el PRD el actual Senador Arturo Hérviz Reyes. El contundente triunfo de Ulises García en la contienda por la dirigencia estatal del partido del sol azteca por más de 100 votos de diferencia sobre la candidata de Hérviz, Jazmín Copete Zapot, demuestra que se busca mejorar esta opción entre la ciudadanía, cuestión que vemos difícil -pero no imposible-, porque nadie quiere trabajar, sino que otros trabajen para ellos y así no es. Es de urgencia la apertura, apertura que se debe reflejar en retomar sus orígenes y reconocer el trabajo de muchos que pusieron su granito de arena para la consolidación de lo que muchos sin merecimientos han gozado. Sin duda, otros vientos soplarán en esta opción partidista, que sin ser propiamente de izquierda, es lo que más se acerca a la idea que de ella tenemos los que amamos libertad, igualdad y justicia. Pues una izquierda fuerte, seguramente detendrá el avance de fuerzas retrógradas y evitará volver al México oprobioso que tanto daño hizo al país. ¡Estamos! alodi_13@hotmail.com
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