INDEPENDENCIA DE MÉXICO
Marco Antonio Figueroa Quinto
Marco Antonio Figueroa Quinto
La Independencia de México fue uno de los sucesos de más largos años en la América Latina. La Nueva España permaneció bajo el control de la corona española por unos tres siglos (1521-1821). Sin embargo, a finales del siglo XVIII, ciertos cambios en la estructura social, económica y política de la colonia llevaron a una élite ilustrada de novo hispanos a reflexionar acerca de su relación con España. Sin subestimar la influencia de la Ilustración, la Revolución Francesa ni la independencia de Estados Unidos, el hecho que llevó a la élite criolla a comenzar el movimiento emancipador fue la ocupación francesa de España, en 1808. Hay que recordar que en ese año, Carlos IV y Fernando VII abdicaron sucesivamente en favor de José Bonaparte, de modo que España quedó como una especie de protectorado francés, lo que indigno a muchos, no solo criollos sino peninsulares, que al final inclinaron la balanza en estas épicas batallas en el territorio nacional. La lucha por la independencia tuvo sus inicios en Dolores, Guanajuato, luego que la conspiración de Querétaro fue descubierta. Aunque aquél 16 de septiembre de 1810 el cura Miguel Hidalgo y Costilla se lanzó a la guerra apoyado por una tropa de indígenas y campesinos, bajo el grito de "Viva la Virgen de Guadalupe, muerte al mal gobierno abajo los gachupines", finalmente la revolución le llevó por otro camino y se convirtió en lo que fue: una guerra independentista. El conflicto duró once años. En 1813, el Congreso de Chilpancingo (protegido por el generalísimo José María Morelos y Pavón) declaró constitucionalmente la independencia de la América Mexicana. La derrota de Morelos en 1815 redujo el movimiento a una guerra de guerrillas. Hacia 1820, sólo quedaban algunos núcleos rebeldes, sobre todo en la sierra Madre del Sur y en Veracruz. Por esas fechas, Agustín de Iturbide pactó alianzas con casi todas las facciones (incluyendo al gobierno virreinal) y de esta suerte se consumó la independencia el 27 de septiembre de 1821. La ex colonia española pasó a ser una efímera monarquía constitucional católica llamada Imperio Mexicano. Finalmente fue disuelto en 1823, cuando luego de varios enfrentamientos internos y la separación de Centroamérica, se convirtió en una república federal. Claro que escribir en pocas líneas todo el transitar de nuestros caudillos por lograr lo que muchos gozamos es ir contra el tiempo y el patriotismo, ya que las fiestas patrias son más que nacionalismo, son una bella costumbre. Miguel Hidalgo, Ignacio López Rayón, Juan Aldama, Ignacio Allende, Mariano Abasolo, entre otros criollos, que tenían una posición económica envidiable, se lanzaron en la lucha por la independencia para favorecer sus propios intereses. Pero, tanto el movimiento como las ideas que lo originaron se fueron radicalizando al calor de lucha revolucionaria, Miguel Hidalgo supo entender muy bien el papel histórico que estaba desempeñando y lo asumió con toda la responsabilidad que fue capaz, entendió que un movimiento solo por el poder para sustituir a los españoles puros en el gobierno por los criollos, no tenía sentido ni congruencia con el gran movimiento social que ya se había desencadenado. De esta manera se comprende la actitud de Hidalgo al abolir la esclavitud y propugnar por el establecimiento de un congreso cuyas leyes destierren la pobreza, moderen la devastación del reino y la extracción de su dinero. Además le da a la independencia un contenido agrario al declarar que se deben entregar a los indios las tierras de cultivo y garantizar el goce exclusivo de sus tierras comunales. Fue un 16 de septiembre de 1810, el día histórico para iniciar la emancipación de nuestra patria, las condiciones estaban dadas, tal como lo manifiesta el entonces obispo de Valladolid, Manuel Abad y Queipo en su "Representación" hecha al rey de España a fines de 1799, cuando le informa con lujo de detalles la situación económica y social que guardaba la Nueva España, más o menos de la siguiente manera: que la población estaba compuesta de cuatro millones y medio de habitantes y que sólo un décimo de la población (los españoles) gozan de la riqueza , propiedades y beneficios, mientras que los otros nueve décimos(indios y castas) se abaten en la mayor miseria y degradación social. Además Abad y Queipo advertía sobre la necesidad de expedir leyes benéficas para los indios. Esto no quiere decir que este obispo haya estado de acuerdo con el movimiento por la independencia, sino todo lo contrario, incluso, fue uno de los que excomulgaron a Hidalgo por considerarlo revolucionario, enemigo del orden social y por atacar la propiedad de la tierra. El inicio del movimiento independentista fue violento y desordenado, Hidalgo encabezó, junto con Allende, Aldama, Abasolo, Jiménez, un ejército de más de 100 mil hombres, pero mal armados, mal alimentados e indisciplinados, lo cual fue factor decisivo de sus derrotas. Derrotados en Puente Calderón, los caudillos de la insurgencia decidieron marchar a los Estados Unidos y en Acatita de Baján, Chihuahua, son traicionados por Ignacio Elizondo que se había pasado a las fuerzas realistas. El Padre de la Patria, Don Miguel Hidalgo y Costilla, fue sujeto a un consejo de guerra que lo condenó a muerte el 30 de julio de 1811, a las siete de la mañana, don Miguel Hidalgo recibió la noticia de que sería conducido al sitio de su ejecución. Antes de partir al paredón, Hidalgo repartió unos dulces entre los integrantes del pelotón de fusilamiento y otorgó su perdón a quiénes lo fusilarían. Don Miguel Hidalgo le pidió al pelotón de fusilamiento que para tener un blanco seguro dispararan sobre su mano derecha que pondría sobre el pecho; se negó tanto a vendarse los ojos como a sentarse de espaldas al pelotón. La primera descarga de fusilería atravesó su mano sin tocar el corazón. Una segunda descarga lo hizo rodar por el suelo, pero aún con vida, fue necesario darle tres tiros más para terminar con su existencia. El cuerpo ensangrentado de don Miguel Hidalgo fue expuesto al público afuera de la prisión. La cabeza del caudillo fue cercenada y colocada en una jaula de hierro para trasladarla posteriormente a Guanajuato y colgarla, en uno de los ángulos de la Alhóndiga de Granaditas; cada uno de los otros tres ángulos de la Alhóndiga exhibía respectivamente, las cabezas de Allende, Aldama y Jiménez. Sin embargo, el movimiento no se apagó, la mecha revolucionaria estaba encendida y era difícil sofocarla, patriotas como José María Morelos y Pavón, los hermanos Galeana, Mariano Matamoros, Nicolás Bravo, Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero, entre otros, continuarían luchando contra la corona española, a pesar de las adversidades y del riesgo que corrían sus vidas. Con Morelos, el movimiento tuvo su mejor momento, el ejército insurgente fue reorganizado, disciplinado, reducido y armado convenientemente. A diferencia del ejército de Hidalgo, Morelos encabezó un ejército de aproximadamente de 6 mil hombres, la amarga experiencia de Hidalgo era valiosamente aprovechada. Sin duda, Morelos fue el gran organizador del ejército insurgente, un genio militar, que supo enfrentar y resistir a un poderoso ejército realista de 80 mil hombres. Pero también tiene el mérito extraordinario como reformador social y político, dicta disposiciones sobre restitución de tierras, además propone que las comunidades indígenas debían recobrar la propiedad de sus tierras, montes y aguas y veía como indispensable destruir el latifundio, de esta manera, Morelos daba a la lucha por la independencia un verdadero contenido social y el carácter de una revolución agraria, de tal forma que puede considerársele como el verdadero precursor de la reforma agraria en México. Con la muerte del caudillo Morelos, a partir de 1816 la lucha entra en una etapa de decadencia, sin embargo, a partir de 1819 los cambios ocurridos en España fueron determinantes para consumar la independencia, de tal manera que los que habían luchado una década contra el movimiento, los aristócratas, los más altos funcionarios de la administración colonial, el alto clero, ahora se pasaban a las filas de la insurgencia, pero, con el propósito de proteger sus intereses de los vientos reformistas que estaban llegando de la metrópoli española. Agustín de Iturbide fue el instrumento de las fuerzas conservadoras para consumar la independencia, este criollo, ambicioso y de muy mala reputación, pretendía primero acabar con la insurgencia que comandaba principalmente Guerrero, pero al comprender que esto sería muy difícil o tal vez imposible, decide pactar con él, mediante el Plan de Iguala, proclamado el 24 de febrero de 1821, donde se establece la absoluta independencia de la Nueva España. De esta manera los dos ejércitos contrincantes, el realista y el insurgente se unen, conformando el ejército trigarante o de la Tres garantías (religión, unión e independencia). El 24 de agosto del mismo año, se confirma y se consolida la independencia mediante los Tratados de Córdoba. En la forma como se logró la independencia de México, muy conservadora, por cierto, encontramos las causas de la crisis política, económica y social en que se debatió nuestro país en los primeros casi cincuenta años de su vida independiente. Una situación de anarquía, de lucha por el poder entre conservadores y liberales, federalista y centralistas que querían imponer su modelo de organización política por la vía de las armas. Esta es una visión apegada a la realidad que siempre nos seguirá, la que no podemos desligar. Ese pasado que nos enfrenta con nuestras fantasmas, los que existirán por siempre, y que corren como lava en nuestras venas, haciendo que coexistamos dos tipos de mexicanos, los que iniciaron esta lucha y los que coyunturalmente se aprovecharon de la misma. ¿Curioso, no? ¡Estamos! alodi_13@hotmail.com
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