IMPETUOSIDAD JUVENIL Y FUNESTAS CONSECUENCIAS


Marco Antonio Figueroa Quinto



"La sociedad sería cosa de veras hermosa si se interesaran sinceramente los unos por los otros." Chamfort



Muchos tratan de equiparar la impetuosidad juvenil con la experiencia que da la madurez, cuestión que es hartamente discutible, si bien es cierto que muchos adultos actuamos irresponsablemente y algunos jóvenes demuestran una madurez inaudita, la constante es que los adultos, debido a la experiencia tenemos sensatez, seriedad, tolerancia y sentido común para resolver conflictos que la vida nos pueda presentar, mas no es así con la mayoría de los jóvenes, que creyendo que las cosas se resuelven de todas maneras, actúan con la impetuosidad de su vigor, sin importarles las consecuencias. Cuestión cíclica que generación a generación se presenta y surge la conocida frase “nadie escarmienta en cabeza ajena” y en muchas ocasiones estos chicos sin control ni freno, se pierden para siempre. Unos adelantándose inclusive a sus progenitores en un viaje sin retorno, otros adquiriendo responsabilidades maritales antes de tiempo (aunque en este renglón, las mayorías que responden son las mujeres, en su mayoría los hombres actúan con cinismo y cobardía ¡Mucho ojos chiquillas!), otros pierden su valiosa y juvenil libertad, purgando condenas en las cárceles y reclusorios, otros más; mutilados en algún órgano de su cuerpo por sus imprudencias y otros tantos debatiéndose en el horroroso mundo de las drogas, lo que da tristeza y coraje, lo que no se debe permitir. Por ello comparto con mis apreciables lectores la siguiente experiencia, la que puede servirnos para prevenir conductas nocivas o contrarias a nuestras costumbres, y quizá salvando a uno de nuestros seres queridos en un percance que os deje marcados por siempre, al asunto inicia así: Mary pensó que sus padres no le darían permiso para irse de fiesta con unos amigos, de manera que les mintió y les dijo que iba al cine con una compañera. Aunque se sintió un poco mal porque no les dijo la verdad, tampoco le dio muchas vueltas al asunto y se dispuso a divertirse. La pizza estuvo bien y la fiesta genial: al final su amigo Pedro que ya estaba medio borracho, la invito a dar un paseo, pero primero quiso dar una fumadita, Mary no podía creer que él estuviera fumando eso, pero aún así subió al carro con él. De repente Pedro comenzó a propasarse. Eso no era lo que Mary quería del todo. “Tal vez mis padres tienen razón" - pensó-; "quizás soy muy joven para salir así. " "¿Cómo pude ser tan tonta?""Por favor, Pedro -dijo- llévame a casa, no me quiero quedar". Molesto, Pedro arrancó el carro y comenzó a conducir a toda velocidad. Mary, asustada, le rogó que fuera más despacio, pero mientras más ella le suplicaba, más él pisaba el acelerador. De repente, vio un gran resplandor. "Oh, Dios ayúdanos. ¡Vamos a chocar! Ella recibió toda la fuerza del impacto, todo de repente se puso negro. Semi-inconsciente, sintió que alguien la saco del carro retorcido, y escucho voces: ¡llamen a la ambulancia! "Estos jóvenes están en problemas". Le pareció oír que había dos carros involucrados en el choque. Despertó en el hospital viendo caras tristes. "Estuviste en un choque terrible", - dijo alguien - En medio de la confusión se enteró de que Pedro estaba muerto. A ella misma le dijeron "Mary, hacemos todo lo que podemos, pero parece ser que te perderemos a ti también"¿Y la gente del otro carro? -Preguntó Mary llorando- "También murieron" le contestaron. Mary rezó: "Dios perdóname por lo que he hecho, yo sólo quería una noche de diversión".Y dirigiéndose a una de las enfermeras pidió: "Por favor, dígale a la familia de los que iban en el otro carro que me perdonen que yo quisiera regresarles a sus seres queridos. Dígales a mi mamá y a mi papá que lo siento porque mentí, y que me siento culpable porque varios hayan muerto. Por favor enfermera, ¿Les podrá decir esto de mi parte? La enfermera se quedó callada, como una estatua. Instantes después, Mary murió. Un hombre cuestionó entonces duramente a la enfermera: "¿Porque no hizo lo posible para cumplir la última voluntad de esa niña?" La enfermera miró al hombre con ojos llenos de tristeza, y le dijo: "Porque la gente en el otro carro eran su papá y su mamá que habían salido a buscarla".
Quizá la realidad de muchos otros supere la magnitud de esta tragedia, la que mueve a la reflexión e invita a poner mayor atención sobre la diversión de nuestros niños y jóvenes, ya que existen entes sin escrúpulos y huérfanos de nacimiento, que no se tientan el corazón para incitar, proporcionar, excitar y motivar a las nuevas generaciones a embrutecerse en el ficticio mundo del alcoholismo y las drogas, argumentando erróneamente, que son comerciantes y no pilmamas para cuidar hijos ajenos. Debemos ser observadores de lo que sucede a nuestro alrededor, en donde son cada vez más las personas de menor edad que ingresan a las estadísticas de violencia, pandillerismo, embarazos no deseados, prostitución, homicidios, asaltos, drogadicción y suicidios, lo que es una lacra que debe ser erradicada por todos. La formula la hemos dado desde hace muchos ayeres, en el seno de la familia como en la escuela disciplina y amor en una dosis equilibrada, lo que no sucede, por padres y maestros solapadotes y permisivos, que echan por tierra lo que otros edifican ¡Lo que no es justo! ¿O sí?
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