Momentos de reflexión

ROMPIENDO CADENAS

Marco Antonio Figueroa Quinto
"El enemigo más temible de la democracia es la demagogia." Alfred Croiset


Muchas ocasiones tratamos de justificar nuestro empecinamiento en cuestiones que la misma sociedad por su constante devenir desecha, cuestiones que nos hacen crecer y actualizarnos en lo que la misma población requiere, y no, lo que unos creen que necesita, recordemos al filósofo griego Sócrates que externaba “las nociones de bien y de mal son innatas en el alma humana”, por ello hay que reforzar las primeras. Ante esto se justifica que últimamente hayamos roto con cadenas que indebidamente nos habíamos impuesto, todo al sentir helarse nuestra alegría ante la sonrisa burlona de otros; que maliciosamente se erigían como los paladines de la democracia ¡Farsantes! En ocasiones sentimos desfallecer el corazón ante acciones de los maliciosos; cuando su ambición no se limita a poseer todo lo que cualquier mortal ambiciona: Poder, riqueza, cargos y privilegios para sus amigos y allegados ¡Falaces! Siendo prisionero de estos, que acaparaban y acaparan los frutos de nuestras luchas en bien de las mayorías en extrema pobreza, acaparando la atención y quienes ejecutamos las cosas cedemos, por temor del que dirán, sin rebelarnos, ya que no admitimos más guardián que la pureza de nuestra propia conciencia, afortunadamente muchos tenemos una manera honesta de vivir, al contrario de estos que se aferran a explotar nuestros recursos a través de la política ¡Vividores! Nuestra alma ligada a un cuerpo indómito; a un corazón sumergido en una sensibilidad exasperada fue vilmente explotada por años que se apoderaron de siglas que representaban la utopía de libertad, igualdad, justicia y democracia, se creyeron y creen poseedores de la verdad ¡Perversos! Pero la inteligencia que en muchas ocasiones se ve oscurecida por las pasiones incontroladas; tendrá que liberar al prisionero de nosotros mismos; para luchar contra esa “droga” que mata lentamente, al creer que muchos vividores sin labor, trabajo y vivencias; solo amparados por mafioso grupúsculo detenta los ideales en los que creemos, y aparentando estar en nuestro camino de los que honestamente en el anonimato amamos la verdadera y auténtica lucha social, esa que trata de desaparecer la enorme brecha que día a día se abre más entre pocos que tienen mucho y muchos que nada poseen. El seguir con ellos para hacerse esclavo de un ideal dejando de ser dueño de propio destino, es alimentarles el ego, cuestión que nunca más sucederá, pues la auténtica lucha democrática no es patente de grupúsculos. ¡No, nunca más!

No dejemos que el volante de la vida lo conduzcan quienes no lo merezcan, liberémonos de complejos y traumas que nos hagan sentir culpables, no aferrarse a nada que no se haya dado por naturaleza. Nuestros límites son el fruto de actual repulsa; si nuestro todo no es nada porque no está compartido, abdicar a ese dogma; Si estamos vacío por estar demasiado lleno de mentiras, demagogias, engaños y traiciones a nuestros principios ¡Rompamos con esas cadenas! si somos prisioneros de fatuo egoísmo ¡Al diablo con todo! ¡Maldigamos esas fronteras! ¡Rompamos férreas cadenas, las que nos atan a un mundo de engaño! Solo así podremos abrazar el mundo que nos fue entregado por espíritus superiores: hombres que dieron su vida, extendiendo manos liberadas y libertarias en un ruego de amor y patriotismo que no abandonaremos nunca. Lloremos sobre muros de una vida vacía y convenenciera que representan falsos redentores y mejores vívales y vividores de los procesos democráticos, esos que la mayoría conocemos y que en puestos o curules, avergüenzan a sus progenitoras.

¡Hemos nacido para ser libre! Los dogmas obnubilan la mente y cuando la libertad desaparece, el hombre pierde su razón de existir. No seamos nuestro propio asesino. No matemos con conductas absurdas el regalo que se nos dio al nacer: Ser libre en un mundo de libertad, no más absurdos de seguir manteniendo grotesca farsa, de que los ideales, valores y principios de patriotas y nacionalistas están depositados en un sitio, grupo o institución, estos están en la mente y corazón de los mejores mexicanos y mexicanas, que diariamente tenemos que sufrir las consecuencias de erráticas políticas, pésimas negociaciones y nefastas conductas de todos los políticos (los mal llamados políticos de carrera y advenedizos) que tienen en un puño a las mayorías. El mayor mal que amenaza a la humanidad no son las guerras, las enfermedades, las injusticias y la ignorancia que nosotros mismos padecemos, combatimos, evitamos y paliamos, sino las deformaciones de conductas y la maldad de aprovecharse de los ideales de gente noble para beneficios propios, lo que no tiene nombre y así olvidamos que nuestro santuario de una mejor vida, representada por rectitud, honestidad, verdad y congruencia estará en peligro de extinguirse, por eso para desembarcar en la isla de la sabiduría hay que navegar en un océano de aflicciones.

No valen las excusas baratas y manidas, de que las circunstancias de nuestro alrededor nos han llevado a lo que somos y hacemos, porque nadie nos obliga a destruir lo mejor de la vida: Nosotros mismos, solo hay que decir No. ¡No a que decidan por nosotros! cada quien guié su destino. No a hacer lo que hacen todos, uno sabe lo que vale y quiere. No a seguir modas estúpidas de seguir con esos desclasados. NO y NO a todo lo que nos convierte en peleles, en sombras, en cosificarnos. NO a encerrarnos en ese circulo vicioso que nos haga rodar cuesta abajo, hasta destruirnos, recordemos que los únicos errores que podamos cometer en la existencia, son las decisiones que nunca aplicamos. Impregnémonos cada día de esperanza, inhalemos aires de libertad con alegría, reforcemos la voluntad, recuperemos la dignidad, bebamos copas llenas de optimismo, que nos hagan ser ese ser maravilloso que todos tenemos dentro. ¡Rompamos las cadenas que nos atan! ¡Estamos! alodi_13@hotmail.com