¿Lo sabrá nuestra primera autoridad en el estado?

¡OMITIR EVENTOS DE ORATORIA Y DECLAMACIÓN EN LA ENSEÑANZA BÁSICA ES UN RETROCESO!

Marco Antonio Figueroa Quinto


Escuchaba y no lo creía, pese a que hable a la subdirección de telesecundarias y me confirmaron que los jefes de sector de este sistema habían decidido suspender los eventos de declamación y oratoria, todavía no puedo aceptarlo. Los argumentos que se esgrimen para suprimir del período lectivo 2008-2009 tales concursos, es la pérdida de tiempo en efectuar tales demostraciones, donde podría palpar el virtuosismo de nuestras nuevas generaciones, para solaz y satisfacción de docentes, alumnos, padres de familia y comunidad en general, principalmente entre las personas de la localidad que tomaban como sede; que orgullosos comentaban del adelanto de los jóvenes en una de las herramientas más efectivas que el ser humano posee: La expresión oral, como resultado de serio conocimiento de su medio y del hombre mismo. ¿Eso es perder el tiempo? Respetando la opinión –no criterio, sustentado en alguna base firme y consistente- de tales autoridades que potencialmente culpan del bajo rendimiento de los alumnos evidenciado en la prueba “Enlace”. Por lo visto se han salido con la suya los docentes que siempre vieron estos certámenes como un obstáculo en su diario quehacer, que detenía el desarrollo de sus programas y detenía el avance en el aprendizaje de los alumnos, eran los mismos que nunca participaban, y cuando lo hacían ponían en evidencia al niño o al joven que les era encomendado. ¡Triste pero cierto! ¿Actitud que debe haber sido percibida por las autoridades? O en su defecto ¿Estos profesores inconformes presentaron mejor rendimiento en el aula, que aquellos que cumplían con sus compromisos anuales? Suponiendo que tales certámenes son el punto débil de nuestro sistema, y al contrario son el punto fuerte de las escuelas privadas, que llevan como asignatura muchas de ellas tanto declamación como oratoria, surge la inquietud y malestar. Ahora que inclusive muchos profesionistas ven en el arte de la oratoria y la argumentación la herramienta esencial de un buen trabajo y desempeño profesional, aunado a la implementación en derecho de los juicios orales. ¿Por qué a veces nos comunicamos y sale de maravilla, y por qué casi siempre que nos comunicamos nos entienden todo al revés? La respuesta es fácil. Desde niños nos enseñan a hablar, pero nunca nos enseñan a comunicarnos, lo cual se agudiza cuando tenemos que hacerlo ante un grupo numeroso de personas y escudándonos en una gran barrera de "yo no sé hablar en público" dejamos pasar incontables oportunidades de lograr el éxito y nos escudamos en el silencio. ¿Ocaso nos hemos puesto a pensar que todo el tiempo estamos hablando en público? Desde que tenemos una persona que nos escucha, o mil, es algo tan cotidiano que no nos debería paralizar. Ahí, precisamente, se encuentra la base para lograr una buena comunicación, y debemos empezar por eliminar la falta de confianza en uno mismo, la inseguridad, la poca autoestima, la poca auto aceptación y todos esos prejuicios de los que estamos saturados. Si como docentes tenemos esa mala formación, es necesario revertir tan errónea y destructiva actitud, la que lograremos basados en una armonía y fortaleza enorme; una mejor comunicación interna, que se reflejará hacia los demás y el poder sentirnos a gusto y plenos cuando estamos siendo, el foco de atención, o sea, cuando hablamos en público. ¿O qué, nuestros alumnos deben seguir nuestro ejemplo de sumisión? ¿Se deben aceptar los designios de las autoridades sin chistar? ¿Esa es la calidad de estudiantes y hombres del futuro que deseamos forjar? ¿Eso dice el fundamento esencial del constructivismo? Si es así, acepto que se suspendan tales certámenes, mas nunca renunciaré a proporcionarles a mis alumnos una educación integral, democrática y de calidad. Teniendo esta base, debemos, preocuparnos y ocuparnos, por exaltar en éstos los cuatro caminos de comunicación que existen y requieren: intelectual, oral, corporal y emotivo. El primero generalmente, es de lo único de lo que nos preocupábamos al hablar, el que decir, tratando de adornarlo con palabras rimbombantes, argumentos impactantes y protestas contra lo establecido; tratando de impresionar a quienes escuchaban a nuestros alumnos, y ahí estaba y está el error. No se necesita que los jóvenes aprendan un libreto muchas veces elaborados por el docente, y repetirlo las veces que sea necesario ante un público expectante, no, lo que se requiera es que se piense en el mensaje al hablar, seguramente el hablante o discursante adaptará sus palabras a las diferentes personas con las que habla y tendrá oportunidades de dar en el blanco con su mensaje. Si lo anterior es importante, no se debe descuidar el aspecto oral, que complementa al intelectual y que representa un gran porcentaje de la comunicación. Viene a ser el cómo se dicen las cosas y abarca todo lo relacionado con la voz. Cuánta gente hay, que al hablar no se preocupa de si lo oyen, o de la claridad de su voz, o que tenga un timbre agradable y, lo peor, de que su voz no suene como robot, haciendo el efecto de somnífero sobre los demás, sin darle vida a sus palabras. Todo esto se origina por una simple razón, cuando hablamos casi nunca nos escuchamos realmente y por eso cometemos tantos errores. Tratemos de imaginar que las palabras son como un pincel y la voz son los colores de ese pincel. Al hablar, la voz debe recrear, dibujar, situar, colorear y pintar las palabras que uno dice, se debe lograr dar a la voz intención, vida y precisión. Al referirnos a lo corporal, estamos hablando de la expresión de nuestro cuerpo, por lo regular nos preguntamos ¿Qué hago con el cuerpo y con las manos? La respuesta más frecuente es "amarrarlo". ¿Cómo? Cruzándolo, escondiéndolo, o inmovilizándolo. Pero resulta terrible, porque el elemento que más nos ayuda a captar y mantener la atención de una o mil personas son precisamente nuestros movimientos corporales y faciales. Además, te ayuda a disipar tensión y permite que nos involucremos más profundamente en la comunicación real, puesto que nuestro mensaje debe ser entendido escuchado y observado por el receptor. Debemos enseñar a nuestro cuerpo a hablar coherentemente y, al hacerlo, se irán coordinando tu mente, tu voz y tu cuerpo, dándote una unidad de comunicación, sin duda que esta forma de expresión es rica y variada, la que se adquiere con el hábito y la disciplina. Por último lo que es obligatorio en cada uno de los docentes que se dignen de serlo, tener la capacidad de ver surgir en cada uno de los niños o jóvenes bajo nuestra responsabilidad esa emotividad para todo lo que realicen, principalmente en el ate de comunicarnos, sea escrita o verbal. Las frases hechas y que nos han llegado del lenguaje popular, por lo regular no tienen argumentos convincentes, y si hemos escuchado "Nunca demuestres tus emociones". Pero, ¿podrá tener credibilidad real alguien que no refleja ninguna emoción, alguien que parece un muñeco? En la medida en que aprendas a controlar tus emociones, podrás ir aprovechando y canalizando tus sentimientos al hablar y eso le dará un fondo y forma más humana a tu comunicación, permitiendo que tus palabras no suenen huecas, vacías, logrando un elemento de vínculo impresionante, que permitirá despertar en tus receptores las sensaciones necesarias para lograr un impacto permanente. Como podemos darnos cuenta, la comunicación real va mucho más allá que las palabras, por ello tenemos el compromiso ineludible de aprender a incorporar estos cuatro elementos a nuestro hablar cotidiano, ya no como un camino para la competencia o triunfo de certámenes, sino como una parte esencial y vital en el proceso enseñanza-aprendizaje. Claro que para cada uno de estos puntos existen técnicas infalibles, trucos sencillos y prácticos que permitirán manipular voz, su cuerpo, emociones y palabras en cualquier situación, lo que es una responsabilidad viva y exigente de la época actual para nuestros docentes, los que deben estar hoy más que nunca preparados. Debemos perder el miedo y los nervios, captar y mantener la atención, disfrutar el hecho de ser el foco de atención, sacar el máximo provecho de la voz, hablar con una dicción perfecta, saber respirar, eliminar las muletillas, lograr que su voz refleje estados de ánimo, tener una voz modulada con tonos y matices, hacer que su cuerpo hable, conocer los trucos del lenguaje corporal, proyectar sentimientos acordes a su mensaje, poder cambiar la atmósfera y el estado de ánimo, manejar grupos y la energía colectiva, saber improvisa, adquirir agilidad mental y soltura, estructurar sus ideas de forma lógica y comprensible, poder adaptarse a cualquier tipo de receptor, dar ejemplos claros y convenientes, hacer uso del sentido del humor y el ingenio, cautivar a un público de una o de mil personas y hacer la presentación perfecta no solo de nuestras clases ante los alumnos, sino ante las temibles autoridades, que con sus yerros y parciales mandatos, tratan de dar al traste con todo lo que tenemos, un rico potencial en un salón de clases. ¿O no? ¡Estamos! alodi_13@hotmail.com