DEFICIENCIAS EN LA COMUNICACIÓN
Marco Antonio Figueroa Quinto


"Los hombres y pueblos en decadencia viven acordándose de dónde vienen; los hombres geniales y pueblos fuertes solo necesitan saber a dónde van." José Ingenieros


Cuando los seres humanos intentamos comunicarnos y sólo lo logramos parcialmente; cuando observamos desde unos ojos analíticos cómo la mayor parte de las emociones y de las ideas originales son imperceptibles para el resto de nuestros semejantes; cuando nos damos cuenta de que lo que se expresa con palabras no es en realidad la idea que se tenía en mente y tampoco los sentimientos que se están experimentando, se nos figura como si nuestro planeta estuviera poblada por una infinidad de seres que somos incapaces de comunicarnos adecuadamente, que somos incapaces de compartir realmente este mundo interior y que hemos aprendido a vivir con todas estas terribles deficiencias, creando una serie de alternativas de tipo psicológico, que son la causa fundamental de todos los problemas de relaciones humanas. La incapacidad para expresar lo que se piensa o lo que se siente, hace que dos personas sean desconocidas la una para la otra aun cuando hayan permanecido viviendo juntas por mucho tiempo. ¿Cómo entonces hacer, para que los seres humanos podamos acercarnos realmente hasta el corazón, y ver, sentir y pensar, de la misma forma que la persona con quien se está interaccionando? Recordemos que nuestra cara es el reflejo de nuestra paz interior o intranquilidad existencial. Si lo que todos conocemos como el lenguaje del rostro. Si a los hombres les pusiéramos una cubierta sobre sus cabezas y les impidiéramos hablar, automáticamente quedaríamos aislados unos de otros, limitados únicamente a tocarnos; el lenguaje del tacto sería sumamente limitado para poder comunicarse y llevar una vida normal. Si a los seres humanos, además del tacto, se nos diese el poder de hablar y poder ser escuchados, la comunicación sería más efectiva y, sin embargo, aún estaríamos aislados unos de otros. Si nos permitiéramos ver, entonces el ser humano tendría la capacidad tal como ahora la tiene, de ver, escuchar y tocar; sin embargo, cuando se observan los ojos, cuando se observa el rostro, cuando se observa el mensaje que va acompañando a las palabras, entonces percibimos que, muchas veces, el mensaje que nos viene de las palabras no es congruente con el que se refleja en el rostro, porque el lenguaje del rostro es un lenguaje infinitamente más profundo, la forma de mirar, el brillo de los ojos, la expresión de las cejas y la entonación de la voz, son mensajes que nada tienen que ver con las palabras que se dicen, mensajes que complementan la idea inicial, mensajes que nos abren la puerta al mundo interior. La persona que ha decidido seguir el camino de la felicidad no puede equivocarse, la experiencia que está sintiendo en su interno es reflejada a través de cada poro de su piel, es mostrada al mundo con sus ojos, con sus palabras, con sus movimientos, con su sonrisa, con la tranquilidad de su rostro. La armonía es una fuerza cósmica que normaliza el flujo energético entre todos los vehículos del hombre y, por lo mismo, el vehículo físico se convierte en una expresión perfecta de esta misma armonía, como es adentro es afuera; la expresión se torna dulce, serena, armónica, los rasgos se suavizan, la mirada se llena de un sentimiento de amor, la misma entonación de la voz nos habla de esa fuerza, de esa armonía, de esa tranquilidad que la persona está sintiendo en su interno; el ser humano se hace congruente con su realidad interna, y aunque permaneciera callado, su rostro hablaría por él, y aún cuando sus palabras estuviesen recriminando suavemente a una persona, sus ojos le estarían hablando del inmenso amor con que lo hace, su mirada penetraría las más cerradas cárceles de los corazones lastimados; la forma de hablar y conducirse inspirarían tal confianza en el resto de las personas, que todos los temores y todos los prejuicios caerían derrumbados ante este magnetismo que irradia. Por eso es importante cuidar el rostro y entender que las emociones internas se ven reflejadas en ese espejo que todos tenemos en la cara. Aprendamos a cultivar las miradas dulces, profundas y escrutadoras, no descuidando el lenguaje considerándolo siempre como la más perfecta manifestación que el hombre ha desarrollado para acercarse los unos a los otros. Usemos las manos para trabajar y para explorar los caminos ocultos hacia el corazón de nuestros semejantes; un apretón de manos, una palmada en la espalda, tal vez sean capaces de romper los más duros cerrojos. Acérquense sin temor hacia aquellos a quienes amamos y mostrémosles algo de esa paz interior que ahora experimentamos. Recordemos que el amor obra entre los seres humanos, pero ese amor no puede ser expresado a través de libros, a través de cassettes, tiene que ser mostrado personalmente para que la irradiación sea real, para que ese influjo que es emitido a través de la mirada, a través del aura de la persona, pueda envolver al ser con quien queremos comunicarnos. ¿Saben ustedes que los corazones que se han abierto el uno para el otro no necesitan de palabras, no necesitan incluso de miradas?, la comunión total no tiene que ser explicada, no tiene que ser reafirmada, tan sólo se vive, se experimenta, se disfruta y después se sigue caminando porque el sendero es personal, el camino que lleva hacia la cúspide de la realización humana es personal, por ello debemos abonar a nuestra cuenta estos puntos finos de la existencia. De cuando en cuando encontraremos corazones con quienes podamos experimentar la identificación total; de cuando en cuando encontraremos seres que son para nosotros como dos gotas de agua, podremos estar con ellos y reconfortarnos y sentirnos dueños del universo; podremos permanecer, mandar y recibir mensajes sin palabras, y después de que terminen esos momentos mágicos, habremos de retirarnos sabiendo que la distancia es tan irreal como el mundo que nuestros pies pisan. Y seguiremos el camino buscando reflejar esa verdad interior a través del rostro, siendo como los faros de luz que alumbran las tinieblas de aquellos que aún no han aprendido a encender la mística lámpara del espíritu. Y nuestros pasos nos llevarán sin prisas, hacia ese océano de paz en el que se funden todas las almas una vez que han encontrado el camino de la felicidad. Aquí se quedan estas palabras, deseándoles desde lo más profundo de nuestro ser, sirvan de inspiración en esos momentos en que nuestra fortaleza pareciera desmoronarse. Leámoslo lentamente, disfrutemos cada palabra, porque en ellas se recorre paso a paso, un viaje maravilloso por el camino de la felicidad, recorrido tal barato pero de insuperable valor que esta dentro de nuestras posibilidades. ¡No nos limitemos! ¡Estamos! alodi_13@hotmail.com