Período escolar para olvidar

EL RECUENTO DE LOS DAÑOS


Marco Antonio Figueroa Quinto





Los docentes a través de los años en nuestra práctica educativa hemos aprendido no solo el papel y el rol de nuestra actividad profesional, la que tratamos de cumplir con eficacia, eficiencia y efectividad, sino de interesarnos por conocer a las personas con la que trataremos en el transcurso de los distintos períodos escolares, con un corazón sensible para entenderlos, tolerancia para tratarlos, serenidad para escucharlo en sus quejas e imparcialidad para juzgarles. Muchos de ellos verterán hacia uno frustraciones, traumas, inquietudes, sueños, admiración, respeto, antipatía, disgustos, odios y afectos, muchos de estos originados en su vida cotidiana, encontrando un escape real en el lugar donde todos ellos son importantes y se les escucha: La escuela, si la escuela de sus hijos, donde muchos padres pretenden reflejar en estos; ideales, ilusiones, metas y logros que muchos de ellos jamás alcanzaron ¡Ni alcanzarán!


En esta ocasión al concluir y evaluar el período escolar 2006-2007 en el segundo grado, grupo “A” de la escuela telesecundaria “Carolino Anaya” en su turno vespertino, podemos decir que no fue nada halagüeño, factores externos al quehacer educativo dieron al traste con nuestro proyecto de trabajo (y quizá muchos más docentes capaces y dignos oculten su inconformidad, pues tendrán miedo a las represalias que ello originen), el que repercutió no solo en los grupos paralelos de dicha institución, sino en los demás grupos y grados de nuestra escuela y de otras de similar dependencia. La panorámica inicial no era nada prometedora para los segundos años de esta institución, se tenían noventa y seis escolapios distribuidos en tres grupos, pero solo dos docentes para atenderlos, lo usual en nuestro subsistema, por lo cual se distribuyeron los alumnos en dos grupos de cuarenta y ocho, en aulas funcionales para un máximo de treinta y cinco escolapios, lo que no asusta -pues estas condiciones muchas veces se dan y la respuesta de autoridades es “que no hay recursos”- y así tratamos de dar nuestro mejor esfuerzo. Pese a lo anterior dos o tres de padres o tutores de estos desde el principio manifestaron inconformidad al asignarles grupo y maestro a sus hijos, al principio solicitando a la autoridad inmediata el cambio, después exigiendo lo mismo, pero como se consideró antipedagógico e improcedente, remitieron dicha inconformidad a instancias muy superiores (agregando supuestas irregularidades del aludido maestro exigente -el que esto escribe- a escasos tres días del inicio del curso escolar, ahí están las fechas establecidas) que en lugar de regresar tales inquietudes a las autoridades que están cerca de maestros, alumnos y escuelas (supervisor, jefe de sector o subdirector del sistema educativo), se pretendió sancionar antes de conocer en su totalidad tal asunto (a diferencia de otros, donde la gravedad es manifiesta, ahí esta el caso de Xico y otros similares), que se convirtió en problema, problema que repercutió por cuestionar la autoridad del docente en su grupo, originando serios cuestionamientos muchos de estos se multiplicaron y son ahora preocupación real de tales autoridades. El no realizar actividades de educación física ni deportes fue un castigo muy rudo -tan es así que, las escuelas que laboran en este edificio no desfilaron- pues se mutiló la educación integral que pregonamos, la que esta contemplada el la Ley General de Educación en sus artículos siete y ocho y respaldada por nuestra Carta Magna en su Artículo Tercero.




Desde hace muchos ayeres, hemos sostenido que la formula perfecta para complementar teoría con la práctica educativa es establecer en el aula una combinación de cincuenta por ciento de disciplina y cincuenta por ciento de amor (entendiendo este concepto, como el afecto a todo lo que hay y sucede intra y extra muros), sin que afecte los programas y planes de estudios institucionales en la transmisión de conocimientos, para los que estamos preparados los docentes, pues contamos con la capacidad, ideas y energía para (participar y proponer mejoras a los planes y programas) entender reformas y cambios que mejorarán el objetivo central de nuestra misión: Mejor enseñanza y máximo aprendizaje, quitando la idea tradicional de enseñar a los alumnos conceptos y habilidades, haciéndoles participes de su formación en la búsqueda de resolver cualquier tipo de problemas y sus problemas personales, lo que nunca estará a discusión, quizá a esto se resistan los mismos de siempre, individuos nefastos, oscuros y retrogradas que incrustados en el sistema educativo, callados y sigilosos siguen dañando al país con sus nefastas prácticas y viles acciones que denigran tanto a la profesión como al género humano, lo que se pretende evitar con una exhaustiva selección de los nuevos a ingresar, si es que no se vicia con la intervención de líderes sindicales y políticos al incrustar a familiares, amigos, servidores e incondicionales, lo que daría al traste con todo este esfuerzo, continuando con este vicio.




Al retomar la idea de valorar un período escolar y hacer un recuento de los daños –contrario a otras ocasiones donde festejábamos logros de todo tipo: académicos, sociales, tecnológicos, artísticos, culturales y deportivos entre otros, ya que los éxitos realizados con los alumnos, fueron a “escondidas”- es doloroso, pues existió gran deserción de alumnos. Después de atender el capricho de los aludidos padres (que contaron con asesoría de personas conflictivas y negativas internas y externas a la institución), los grupos que habían quedado: uno con cincuenta y un alumno y el otro con cuarenta y cinco alumnos, tuvieron una deserción de diez y siete alumnos de un grupo, y del que estuvo a nuestro encargo quince alumnos, lo que es en extremo excesivo, treinta y dos alumnos dejaron de estudiar, tan solo en ese grado ¡Terrible! Si terrible, porque cualquier joven tiene potencialmente más valor que cualquier adulto, llamase como se llame. Además, estos conflictos propiciaron que el ausentismo creciera de gran manera, la violencia entre ellos se recrudeciese y los casos de conductas delictivas, adicción y pornografía aparecieron en esta escuela, y con la complacencia de los padres de infractores y autoridades, tuvieron sanciones mínimas, evitando despertar la conducta colérica de funcionarios de la Secretaria de Educación en Veracruz, que flaco favor hacen al gobernante en turno y a la educación de la entidad y del país. Y hoy se asustan de lo que pasa en gran parte de la entidad, implementando reuniones de emergencia para tratar asuntos que ellos mismos originan. ¡Que ironía!
Pese a que la Ley de Responsabilidad Juvenil para el Estado de Veracruz faculta a todos para prevenir eficazmente a los jóvenes para que no realicen conductas delictivas, ofreciéndoles la oportunidad que canalicen su energía en acciones positivas, entre otras el deporte individual y por equipos, se nos prohibió cualquier acción al respecto y parece increíble que en pleno siglo XXI, donde la comunicación, el orden y las jerarquías están plenamente establecidos se atente contra la autoridad de docentes, consejos técnicos, asociación de padres de familia, asociación de jóvenes organizados (jefes de grupo, directivas de estudiantes), representantes sindicales y funcionarios que están inscritos en un régimen de derecho. Lo más grave de este asunto en particular fue el limitar a más de 300 alumnos en el turno matutino y un tanto más de 200 alumnos del turno vespertino en un área aproximada de cuatrocientos metros cuadrados. ¡Inaudito! En una edad en que el joven tiene que desarrollar armónicamente todas sus potencialidades, principalmente en esta etapa de rápidos y constantes cambios físicos, como es la adolescencia.



Impotencia, tristeza e incredulidad invadió nuestro ser en este año escolar, las decisiones de “autoridades educativas” -que se escudan en una pretendida institucionalidad dejando a un lado lo humano es inadmisible- respecto a nuestro quehacer educativo fueron nefastas, ya que la tremenda deserción originadas por malas políticas ha propiciado que se quedasen –solo en segundo año, lo que nos consta- adolescentes sin estudiar, aunque dos meses antes de que concluyese este ciclo escolar se envió a nuevo elemento que por fin cubrió tal necesidad, aunque el mal estaba hecho, muchos de los ausentes probablemente engrosarán el número de niños y niñas de la calle o ingresen al negativo mundo del alcohol, tabaco, violencia, prostitución y malas adicciones, que los marcará por siempre, con lo que nunca estaremos de acuerdo y lucharemos por siempre contra todo absurdo que atente contra su integridad. “En una abierta lucha contra las drogas en los adolescentes el presidente Felipe Calderón propuso al magisterio nacional, la realización de exámenes con el fin de detectar el uso de drogas en alumnos de educación básica en el próximo ciclo escolar. Esta medida si bien es cierto que no erradicará del todo el problema si lo frenará pero sobre todo pondrá una alerta en los padres de familia, los cuales se involucraran de manera directa en este gran problema en el que están cayendo todos los jóvenes” ¿quien se arriesgará? si autoridades educativas en Veracruz ponen en entredicho autoridad, estrategia, conducta y calidad moral del magisterio en la prevención de conductas negativas ante cualquier infundio, se pensará antes de hacer, pues algunos padres argumentarán que “se atenta contra sus derechos humanos”, o que “se les tratará a sus hijos como delincuentes” y otros argumentarán “presiones y daños psicológicos”.




Desatenderse de la conducta de los adolescentes dentro de la institución educativa por parte de los docentes debe considerarse una irresponsabilidad, de igual manera es irresponsable el que solo interviene cuando ve amenazada su persona, actuar de esa manera será en algunas ocasiones bien vista por algunos padres, ya que existe buen número de ellos que se convierten en cómplices de las malas acciones de sus vástagos, y verán como enemigos a los que llamen la atención a éstos por comportarse con conductas negativas. Absurdos pueden ser algunos criterios que se emplean para educar a las nuevas generaciones, lo que propiciará –si no intervenimos con decisión y autoridad- en la baja calidad de la misma, pues los ámbitos cognitivos, afectivos y psicomotriz deben estar siempre ligados, sino todo lo que hagamos será deficiente y nulo ¡al tiempo! Lo anterior no influirá para que el venidero ciclo escolar se inicie con nuestros pensamientos positivos en redoblar esfuerzos, con la pretensión de que los malos aires no vuelvan a posarse en estos sitios, que es donde mayor esfuerzo debemos hacer – y hacemos- por retener a muchos niños y jóvenes, que ya tienen por estigma la miseria y el abandono de alguno de sus padres, además de vivir en un medio de promiscuidad y adicciones, que los hace vulnerables y sensibles, lo que hace más delicada nuestra misión y responsabilidad, responsabilidad bien entendida que posibilitará a éstos el acceso a nuevas y mejores oportunidades en esta caótica sociedad. ¿O no? ¡Estamos!
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