¡Para el gobernador, diputados y alcaldes!
NO SOLO FUE GANAR CONTIENDA ELECTORAL, AHORA ES CONVENCER CON HECHOS AL EJERCER SU FUNCIÓN

Por Marco Antonio Figueroa Quinto




Para cualquier entidad sea pública o privada, es indispensable una buena autoridad y un mejor gobernante, en especial la actividad pública porque impulsa el desarrollo, avanza culturalmente al pueblo, genera un mejor clima de convivencia y evita a toda costa, que se caiga en la indiferencia hacia la participación ciudadana. Sin el ropaje político (la hipocresía y el cinismo) que comúnmente traen puesto nuestros políticos -afortunados con la designación hecha por las cúpulas partidistas-, daremos a conocer sencillas pero sinceras reflexiones, para que se puedan comentar, ver si la miopía que tienen –y han tenido- los funcionarios públicos “de carrera”; vividores del presupuesto, los que son modelos a seguir siempre por los recién electos, que lo primero que hacen es callar y ser cómplices ante las atrocidades, rapacerías, desmanes y canalladas de su antecesor, tratando con ello de sembrar para el futuro a su actividad, lo que parece abominable y detestable ¡Pero así son! Por ello deseamos que nuestro punto de vista coadyuve a corregir actitudes que avergonzarían a la más desenfrenada meretriz. Las persona que nos representen en la legislatura o gobiernen en cualquier nivel del servicio público, deben contar con características de humildad. La humildad es lo que no permitirá que el que gobierna pierda las dimensiones de la realidad, lo anclé al piso para que no se eleve sobre niveles que lo pongan en un plano inalcanzable “sublime” y “divino”, como ocurre con la mayoría de mediocres, que al tener el poder, creen que son más que cualquier otro ¡Estúpidos!. Dentro de esa humildad, está el valor de la honestidad, que no solamente se trata de que no se apropien de los dineros públicos ni que abusen del poder que se le ha entregado, si no, que no permitan que sus subalternos lo hagan, como ha ocurrido cotidianamente en nuestra entidad veracruzana. Ser coherente, característica poco asistida entre los políticos; pero que son el ingrediente necesario para tener la “frente en alto”, mirar a los ojos y no avergonzar a los hijos. Se trata de que el gobernante haga lo que dice y piensa; que su actuar en la administración pública, esté normado por lo que dijo que haría, y no gobierne de acuerdo a las circunstancias, ocurrencias o influencias de sus cortesanos. Lo que sucede hoy en día, es que tenemos gobernantes y legisladores tan incongruentes, que en la mañana dicen una cosa y para la tarde ya cambiaron de opinión; el actuar de esta manera, no permite que el pueblo progrese, que los empresarios confíen y que la ciudadanía deposite su confianza en ellos. Ser justos, equitativos y se ocupen de todos por igual, pero preferentemente de los que tienen más necesidad, debe ser una constante en su diario hacer; hablar menos y hacer más, esto último hacerlo bien. Pensar en todos y asumir responsabilidades por encima de cualquier circunstancia; tomar decisiones acertadas, tratar de equivocarse lo menos posible, consultar y escuchar a todos, inclusive a aquellos que no siempre están de acuerdo con su proceder, olvidando un tanto, a los eternos aduladores y a los gacetilleros, que a cambio de tres monedas, son capaces de vender no solo a su progenitora, sino su alma a Satanás. Lamentablemente, hemos tenido gobernantes que 'tuercen' la justicia, ya sea para beneficiar a sus amigos o a los más poderosos; que mueven influencias, dinero o relaciones para que sus familiares, esbirros o incondicionales no respondan ante la justicia. Otro cosa que repudiamos sobre los gobernantes, es que solo apoyen a la gente de su partido, de los que ayudaron en su campaña y se olviden de los que realmente valen, tiene capacidad o necesiten la ayuda. Se les olvida que llegando al curul o puesto, se debe gobernar para todos., pero lo que todos debemos considerar lo más importante; es que un buen gobernante esté más allá de sus apetitos personales, de su afán de poder y desde luego de la codicia. Dando oportunidad a todos por igual, aprecia el esfuerzo de la gente y los recompensé, no ser mezquino, envidioso ni soberbio con sus subordinados (como sucedió con el acomplejado de “Baltazar”: personaje del libro “El Resplandor del Poder” de Alfredo Bielma Villanueva). Desafortunadamente, por las ambiciones individuales de los que recientemente nos han gobernado, se “ha dado al traste” a los proyectos más importantes de nuestra entidad; observando como se ha “tapado” el paso a políticos que podrían ser promesas de desarrollo, sólo porque el que fue gobernante, se le ocurrió o fue mandado por las faldas a promocionar a políticos hechos a su medida. Un buen gobernante planifica y no improvisa porque sabe que sus decisiones afectarán a sus gobernados y que los recursos que dispone son del pueblo y deben de estar orientados a sus necesidades, apetitos o ambiciones para alcanzar otros puestos. Y como si fuese la lista a los “Santos Reyes” pedirles que hablen siempre de cara a la verdad, no mientan ni engañen, prefiriendo asumir responsabilidades así no sea de su agrado. Reiterándoles que no se dejen influir por persona alguna que pretenda beneficiarse a través de él. El mejor gobernante, es el que tiene un visión de futuro, pero no para sus aspiraciones personales, sino para realizar el desarrollo o beneficio de su entorno, aplicando los recursos públicos, para el beneficio a largo plazo (no mediático) de sus gobernados, así como recortar sueldos de los zánganos incrustados en los órganos electorales; lo anterior los conducirán a la inmortalidad. Quizá es pedir mucho, pero es lo mínimo que deberían de observar para reivindicar los puestos públicos, la actividad legislativa y la praxis política ¿O no? ¡Estamos! alodi_13@hotmail.com