LA VORÁGINE

Por Marco Antonio Figueroa Quinto


“Reconocimiento a periodistas y comunicadores que antepusieron dignidad, profesionalismo y ética en nuestra entidad, frente al servilismo y cortesanía de muchos y muchas en el sexenio que concluye”



La vida en sociedad muchas ocasiones es cíclica, surgiendo en ella individuos extraordinarios, así como entes aborrecibles lo que es parte de los eternos contrastes de nuestra cotidianeidad; por ello seguramente nuestro personaje les interesará, ya que este, entre otras cuestiones asumió un conjunto de actitudes y comportamientos que rebajó injustamente la dignidad de las mujeres con las que el se relacionó; a pesar de que se sintió muy atraído por ellas y es indudablemente mujeriego. Generalmente piensa en la perfección de las mujeres y dedica gran parte de su tiempo a analizar sus vivencias y reflexionar sobre ellas; sintiéndose muchas veces inconforme, asume una actitud en la que el mismo se predestina al fracaso en el amor. Busca un "amor ideal" que sea capaz de llenar las expectativas que ha mantenido. El se relaciona afectivamente con varias mujeres mencionadas en clamor popular, entre ellas jovencitas principalmente que lo atienden muy bien, con la complacencia de los padres de estas. Pero el es abstraído por la Madona, que logra representar algunos de los aspectos que mas lo atraen como la autoridad y el dinero que ella posee. Si están pensando en algún personaje de nuestro medio, se han equivocado, esta es parte de una de las más grandes novelas hispanoamericanas por su significado histórico, por su emoción lírica, dinamismo y dimensión trágica escrita por José Eustasio Rivera, en los momentos mismos en que se suscitaron. La Vorágine descubre en una vertiente naturalista que la intensidad de la lucha entre el ser humano y la naturaleza salvaje, esconde la explotación del hombre por el hombre y la destrucción simultánea de las personas y la selva: "Antes de que me hubiera apasionado por mujer alguna, jugué mi corazón al azar y me lo ganó la Violencia. Nada supe de los deliquios embriagadores ni de la confidencia sentimental ni de la zozobra de las miradas cobardes. Más que el enamorado, fui siempre el dominador cuyos labios no conocieron la súplica. Con todo, ambicionaba el don divino de amor ideal, que me encendiera espiritualmente, para que mi alma destellara en mi cuerpo como la llama sobre el leño que la alimenta." Su personaje principal, se siente perdido en medio de su travesía, en donde se pregunta por su viaje por la selva y las situaciones que ocurren a su alrededor; se cuestiona constantemente por un "algo" que oriente su existencia. El se caracteriza por una inmensa inestabilidad psicológica; en su comportamiento están presentes numerosos altibajos de ánimo. Es un ser que idealiza su realidad y que posteriormente descubre que sus condiciones son diferentes a las que el inicialmente deseó, es decir el contexto al que se enfrenta realmente. El mismo personaje se considera una persona autoritaria y miserable, en el mundo que el mismo ha creado en su mente. Durante el viaje de vuelta, Orinoco arriba, Rivera se dedicó a tomar nota y a recoger toda la documentación existente sobre el abandono en que vivían los colombianos en las fronteras. Así conoció la explotación inhumana de los caucheros en las selvas de Colombia, Venezuela y Brasil, y la fatídica historia de los capataces de la Casa Arana, que dominaban los territorios entre los ríos Putumayo y Caquetá. El 18 de julio de 1923, Rivera envió desde Manao al Ministerio de Relaciones Exteriores, sus denuncias sobre las injusticias y crímenes cometidos a los colombianos en las fronteras. El 12 de octubre regresó a Bogotá. Entre abril y mayo de 1924, luego de organizar una Junta Patriótica de Defensa Nacional en Neiva, se dedicó a escribir artículos de denuncia en la prensa nacional, pero sus advertencias y peticiones no fueron acogidas. La Vorágine se publicó en abril de 1924, en la Editorial Cromos de Bogotá. La novela fue escrita durante dos años, y corregida en seis meses, entre Sogamoso, San Fernando de Atabapo, Yavita, Maroa y Neiva. Según Isaías Peña, algunos de los elementos que confluyen en la novela son: «El sentimiento trágico de la vida, como lente condensador, y los celos como ingrediente permanente de la relación de pareja». La historia de Arturo Cova, protagonista de La Vorágine, es la historia nuestra, es la historia desolada de los caucheros esclavizados en las fronteras de Venezuela, Brasil y Perú. Sin caer en la sociología literaria, Rivera logró fundir magistralmente la tragedia colectiva de los caucheros, con la tragedia individual de Arturo Cova, su vida y su turbulento amor. Pocos autores como Rivera en Colombia y en el continente latinoamericano han tenido ese don de hacer hervir la conciencia de los personajes de una obra. Por eso hombre y naturaleza en esta novela son un río que nace, crece, da muchas vueltas, se enturbia, se golpea en los raudales, se ahonda, se embruja y se pierde en el cielo o en el infierno. Lo anterior da una idea de lo que puede ocurrirle a un hombre que confunde la sima con la cima, llegando hasta la perversidad de justificar su confusión, como si no pasara nada. ¡No pasa nada! ¡Estamos! alodi_13@hotmail.com