¿UN FUTURO HALAGUEÑO?



Marco Antonio Figueroa Quinto



Todos sabemos que la sociedad como organismo vivo jamás se detendrá y que el cambio es lo único permanente, dicha trasformación marcha siempre hacia delante, en una búsqueda individual o institucional como anhelo de superación, para el logro pleno en realizaciones en cualquier ámbito de la existencia, sean estas políticas, culturales, sociales o económicas. Cruzar el umbral que nos depara el porvenir, descorriendo el telón de un nuevo mundo, analizar en el interior de uno y ver lo positivo que hay ahí, así mismo dejar el lastre que estorba, esa serie de imperfecciones y defectos de carácter que nos muestran lo negativo que potencialmente se es, por ello bien vale la pena luchar, lucha que vislumbra un mejor y halagüeño futuro, para el que debemos encauzar las mejores energías, objetivos y metas en pos de esa verdad que nos ilumina y conduce a planos superiores de la existencia, los que nada ni nadie debe obstaculizar ni empañar, so pena de sufrir consecuencias funestas las que se traducirán en rechazo, señalamiento, repulsión, aborrecimiento, olvido y muerte.

En efecto, la evolución que sufrimos personalmente y dentro de la sociedad como frugal consecuencia en ocasiones es impredecible, se desconoce la reacción del ser humano en situaciones extremas, ya que muchas veces los pacíficos se convierten en violentos y viceversa, los violentos se pacifican, contrastes de la vida, que como excepción confirman la cotidianeidad de nuestra existencia, todo en la búsqueda del perfeccionamiento y perfectibilidad, la que en ocasiones nos conducen a caminos y senderos impredecibles y desconocidos, ajenos a los ideales o paradigmas buscados, pero que debemos transitar para valorar lo bueno de nuestro pasado, los logros del presente y lo incierto del futuro.

Lo anterior nos sirve de argumento para afirmar, que muchas veces en búsqueda de beneficios personales o comunitarias, caemos en espejismos de perfección y mejoramiento, precio que debemos pagar cuando se ambiciona un ambiente de igualdad, prosperidad y trascendencia como nación, donde surgen falsos redentores y se aprovechan de la situación y uniéndose a nuestro clamor pregonan lo que afirmamos, que solo los retrógradas ignorantes, falsos, desleales y antipatriotas se oponen al cambio, ansiado cambio que no siempre nos ha servido para mejorar, sino para seguir empinando a quien postrado de rodillas, sigue llevando el peso principal del esfuerzo, ahorro y austeridad de pretendidas “mejoras”, mejoramiento que solo se ve en selectas fortunas de privilegiados, que amparados en impulsos novedosos y de apoyo a los que honradamente producimos, con leyes y decretos a favor de una libre empresa e ilimitada regulación, encuentran sus principales argumentos y defensas para continuar con singulares sangrías, de igual manera en este paìs, al que mucho queremos, ha surgido (proclamándose como paladines de la democracia) una nueva generación de profesionales que sin pudor alguno generan caos y confusión en las elecciones, y, a pesar de enormes sueldos que devengan, nos hacen ver como el país corrupto y desvergonzado, sirviendo como siempre al poderoso para seguir sojuzgando a las mayorías que sufren, lo que presuntamente habíamos superado.

Se que con trabajo serio, decidido y compartido sacaremos a este paìs del bache en que malos gobernantes y desleales mexicanos lo han sumido, se debe terminar de una vez por todas las concesiones a familiares, amigos e incondicionales para edificar fortunas al vapor, emporios que se basan en el sufrimiento de las mayorías, la que no merecen esta traición, no permitiendo nunca más, y en espera de un futuro halagüeño para todos me permito repetir la frase de un inmortal de la política; Benjamín Franklin que dijo “La pereza hace que todo sea difícil; el trabajo lo vuelve todo fácil”. ¡Estamos! alodi_13@hotmail.com